sábado, 4 de enero de 2014

Carteles que no son cárteles.


Pintura de Sam Spratt

En 1956 entré a la primaria, en ese entonces vivía frente al jardín de San Francisco y todos los días caminaba desde ahí a la escuela Lauro Aguirre que se encuentra frente al Jardín de San Mateo, la caminata la hacía de ida y de regreso. Pero lo de caminar no es el tema de ahora, realmente traje esto a mi escrito solamente como referencia de algo que en Chilpancingo desapareció y que a mi me fascina. Que por suerte en otras partes del mundo continúa.


En eso de tener que caminar a la escuela, agregado a mi curiosidad natural de andar mirando todo a mi alrededor, resulta que por los lugares que escogía para caminar estaba el Cine Colonial; no existe ahora, lo convirtieron en estacionamiento, (je, je me vino a la mente aquella película "cinema paradiso") al pasar por ahí me metía al vestíbulo para mirar cada uno de los carteles que ponían de las películas que pasarían en la semana y las que estaban ya proyectando. Había carteles pequeños; como de treinta por cuarenta centímetros que contenían el cuadro de alguna escena de la película. Pero a la entrada del cine ponían uno grande, como de dos metros por uno, en el cual estaban dibujados los personajes de la película en acción, resulta que en ocasiones me tocó mirar a un individuo que pintaba estos carteles, no se quien era debió ser muy conocido en esa época. Realmente me admiraba mirarlo hacer su trabajo, veía como iban apareciendo los personajes a manera que sus manos extendían pintura sobre el papel previamente puesto en el bastidor y en el cual ya había marcado un boceto. Lo anterior aquí ya no sucede. Primero porque los cines se están volviendo algo diferentes y escasos, cuando sucedía lo narrado en Chilpancingo existían alrededor de quince mil habitantes teníamos dos salas relativamente grandes; ahora con diez veces más de población o mayor cantidad solamente existe un conglomerado de pequeñas salas en una plaza comercial . Este es el único lugar donde exhiben películas, también ponen los carteles de las cintas que están proyectando o van a exhibir, los cuales llegan aquí de fuera elaborados a partir de fotografías e impresos por medios mecánicos en serie. 

 
pintura de Sam Spratt

Pero lo anterior lo estoy escribiendo porque casualmente me encontré en la red a un artista que sigue haciendo este tipo de trabajos a mano: Sam Spratt. Lo hace estupendamente, pero además su trabajo se ha vuelto una labor cotizada y buscada por los empresarios del cine. “Staffed illustrator” es como le llaman a su profesión, algo que significa ilustrador personal. Seguramente sus obras después son duplicadas con los sistemas modernos para repartirlas a los cines y otros lugares donde promocionan las películas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario